martes, 3 de noviembre de 2009

Un conflicto existencial...

Y de pronto, Ana se encontró en el medio de una gran confusión. Algo que creyó haber experimentado anteriormente, en otros años, otra vida, otra parte de su vida. Permanecía inmóvil por sus pensamientos, le gustaba creer que lo que sentía era de verdad, aunque sólo fuera posible en sus sueños. La realidad distaba mucho de su aventura onírica. ¿Y qué si Juan no la quería, y qué si a él no le importaba? ¿Tendría la valentía de volver a equivocarse? ¿Podría salir nuevamente de ese agujero en el que estuvo recluida durante dos penosos años? No lo sabía, su impulso la llevaba a desearlo cada vez más, tan sólo una caricia que pudiera aliviar su dolor, el dolor de vivir una vida que le parecía ajena, día tras día.
Ya no era lo mismo, buscaba otro cambio. Otro rumbo, otra dirección, otros brazos, otra boca. Otros ojos que miraran su interior, y valoraran su verdadera esencia. Otro cuerpo que se funda con el suyo, para formar la mejor de las melodías, y otro ser con el cual compartiera sus silencios y sus palabras.
Mira a su alrededor, y sólo ve monotonía... aguanta tanto como puede las lágrimas, y calla el grito de lo irrealizable. Ni el frío la espabila para reaccionar aunque sea sólo un poco, y maquina su cabeza con ideas vacías, porque no encuentra con qué llenarlas, o aún no lo ha encontrado.
Tanto cuesta arriesgarse en estos momentos, que teme caer otra vez en la depresión, y si no sale, ¿volver a lo mismo?
Y en la soledad, se refugia en las letras, para volcar sus sentimientos, revolucionados por algo que le cuesta expresarlo, porque lo que importa no es sólo lo que se siente, sino lo que se pueda escuchar del otro.
Y así, mientras cuenta los últimos días del año, va materializando sus esperanza con la voluntad de llevar a cabo sus anhelos, de aquel día en que vuelva a sus pasos, con la sonrisa que la cautivó desde ese instante en que sus miradas se cruzaron.


Mientras el sol pega fuerte, seguirá esperando...

Para la Guada que me ayudó a esbozar el contexto, y que me banca en la distancia...

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